Comienzan las clases y algunas familias están molestas por el tema de la comida. El primer consejo es organizar la semana. Tener una dieta preparada con antelación puede facilitar mucho la rutina, ya que damos un paso adelante, al igual que mover aquellos alimentos que deben estar fríos hasta su consumo.
Otra opción es, dependiendo de lo que se esté preparando en casa por la noche, cocinar otra ración para guardar directamente en el congelador. De esta forma, tenemos alimentos con diversas modificaciones listos para comer.
¿Cómo montar los alimentos correctamente? Para que los alimentos sean nutricionalmente equilibrados, deben contener los tres macronutrientes: carbohidratos, proteínas y grasas saludables.
Los hidratos de carbono son necesarios para aportar la glucosa necesaria al cerebro, que aprenderá nuevos conceptos, es el combustible que necesita para su funcionamiento. Las proteínas son esenciales porque los niños están en la fase activa de crecimiento, actuando como ladrillos para permitir que las estructuras crezcan, y las grasas sirven como suministros de energía e intervienen en el buen funcionamiento del sistema nervioso.
Algunos ejemplos de compilación de alimentos pueden ser:
+ Milanesitas de pollo con tortitas de acelgas.
+ Fideos con brócoli y queso.
+ Sándwich de carne finamente picada con lechuga y tomate.
+ Hamburguesas de garbanzos con milanesitas de calabaza y queso.
Es importante agregar frutas que se puedan comer después del almuerzo o usar después como refrigerio, como un plátano pequeño, manzana, pera, durazno, uva, etc., cortados en trozos pequeños y guardados en un recipiente que se pueda abrir fácilmente. . .
Hay que tener en cuenta que los alimentos que componen estos manjares los disfrutan los niños, por lo que es mejor que sean alimentos que ya consumen habitualmente en casa. Intentar que incorporen nuevos gustos en la escuela no es la mejor opción, ya que si deciden no almorzar, tendrán hambre y terminarán con unas galletas que les darán el gusto.
Cabe señalar que la porción que come el niño se agrega a la comida, no es necesario darle demasiada comida, porque después de 4-5 años las personas comienzan a comer más solo porque tienen comida frente a sus ojos y dejan atrás la capacidad de regular la sensación de hambre-saciedad.
Para la merienda podemos utilizar: Fruta troceada, frutos secos, galletas caseras de avena, en ocasiones turrón o barra de cereales. Las galletas o los alfajores, como ejemplos de alimentos más procesados, pueden enviarse en porciones para lograr una porción controlada y consumirse esporádicamente o en alguna situación especial. Recordemos que son niños, y aunque cada familia decide qué mandarles a comer, el momento de sacar lo que trajeron para comer es muy importante para ellos, y se sienten iguales.
Desde mi punto de vista profesional, creo que se puede hablar de la importancia de incorporar alimentos que les aporten todos los nutrientes que necesitan y encontrar un sano equilibrio entre lo que les gusta y lo que les hace bien.